“......Para no turbarlo, el muchacho se alejó un tanto, y después de trepar a una pequeña loma situada en mitad de la cresta, pudo contemplar, a un lado y al otro, el más amplio panorama de cerros que hasta ese momento vieron sus ojos………….”
(Cuento - La Piedra y la Cruz, La Ofrenda de Piedra)
Cuando llegó a la edad escolar atravesó una cordillera, a pie, acompañado de un peón de su padre, en un arriesgado y emocionante viaje de Marcabal a Trujillo, la mayor ciudad del norte del Perú, para iniciar sus estudios primarios que describe, magistralmente en su relato la “La Ofrenda de Piedra”, en el cual describe su primer día de clase y a su profesor César Vallejo, del cual expresa: "…..De todo su ser fluía una gran tristeza. Nunca he visto a un hombre que pareciera más triste…...".
El destino quiso que César Vallejo, el gran poeta peruano, fuese el primer maestro del pequeño Ciro. Las inquietudes literarias le nacieron en las aulas donde participa de la fundación de varios periódicos escolares, siendo el primero “Juventud”; y a punto de terminar su secundaria dirige la “Tribuna Sanjuanista”. Este temprano ejercicio periodístico se convertirá en una actividad que lo acompañará toda su vida.
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